"En el giro conservador que se está dando en América Latina, el neopentecostalismo es un factor sumamente importante, porque [sus iglesias] son corrientes de masa de alguna manera recogen el sufrimiento de la población que no tiene salidas económicas, políticas o sociales", explicó a Sputnilk Nicolás Guigou, catedrático de Antropología de la Universidad de la República de Uruguay.En Brasil, los pastores evangélicos en el Congreso Nacional invocaban a la Biblia y a Dios en el proceso de ‘impeachment’ a la presidenta Dilma Rousseff. En Uruguay, el presidente de la Cámara de Diputados es evangélico y en algún momento afirmó que las leyes de Dios se encontraban por encima de las de la República, aunque luego se rectificó. En Colombia, varios analistas coinciden en el peso que el voto evangélico tuvo en el triunfo del ‘no’ en el plebiscito por el acuerdo de paz.Los problemas de los fieles son interpretados con una cosmología "muy simple y muy convincente", que consiste en una dicotomía: si algo va mal, es porque está "alejado de Dios" y "cerca de Satán y los demonios". Y las iglesias entran aquí "como corrientes que luchan contra el mal en el mundo, contra los demonios y las presencias oscuras del mundo", señaló el experto.Esta concepción "hace que los niveles de tolerancia" de los cultos neopentecostales "sean muy bajos", incluso frente a otras religiones con raigambre en la región, como las afroamericanas o de origen indígena, por lo que se han suscitado tensiones y ataques, agregó. "Esa intolerancia hace también que sean muy intolerantes en general al sistema de democracia plural. Si bien ellos lo utilizan y son parte de él, no se puede decir de manera sólida que ellos son partidarios de una democracia amplia en términos sociales, políticos y económicos"
Fuente: https://mundo.sputniknews.com/sociedad/201610181064177086-iglesias-evangelicas-america-latina/
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