lunes, 29 de diciembre de 2014

Argentina logró dominar la técnica de enriquecimiento de uranio mediante láser

El proyecto Silvar (separación isotópica utilizando láser en vapor atómico de uranio) está incluido en el plan estratégico de la CNEA hasta 2020. El puntapié inicial se dio el 26 de agosto de 2011, en una reunión entre Norma Boero, presidenta de la Comisión Nacional de Energía Atómica, y los gerentes Carlos Gho y Alberto Lamagna. "Allí Norma Boero nos indicó las metas: que teníamos que lograr que dos de cada diez átomos fueran 235 y el resto, 238; que la cantidad de material producido debería ser la mínima detectable con significación estadística, y que el proyecto debía realizarse en entre tres y diez años", cuenta el investigador. Aunque destaca que no es experto en el área de trabajo de Bonetto, el admirado físico de la CNEA Francisco "Paco" de la Cruz, que estuvo presente "en el excelente seminario del Balseiro" donde se dio a conocer el logro, opina: "Fabián ha demostrado una capacidad organizativa extraordinaria. Planeó y diseñó en tiempo corto un tramado de actividades científico-técnicas de alta complejidad involucrando físicos, ingenieros y técnicos con experiencia en áreas que, en principio, poco tienen que ver entre sí. No fue un cargo ni un título formal el que permitió a Bonetto ponerse a la altura de lo que se hace en instituciones con enorme disposición de medios. Mostró la importancia de tener centros de investigación multidisciplinarios. Pudo coordinar y aprovechar conocimiento, experiencia y habilidades de ingenieros físicos y técnicos de diversas especialidades coordinados con precisión en el espacio y el tiempo en forma más eficiente y menos burocrática de lo que el sistema permite". Según sus propias palabras, "no se hizo ningún avance científico en enriquecimiento", pero se consiguió algo más importante: reunir el conocimiento y equipamiento asociado con el desarrollo de diversas disciplinas para mostrar que con medios idóneos y al alcance de nuestras capacidades económicas se consiguió tener resultados que permiten la participación del país en una carrera en la que participan pocos. La carrera recién empieza, pero bien". En cumplimiento de los acuerdos con Estados Unidos y Brasil, la Argentina se comprometió a no enriquecer uranio por encima de 19,7% y a aceptar auditorías de las Naciones Unidas y de Brasil. "En un proyecto tecnológico de este tipo, cada paso que damos es con autorización de la CNEA, el Ministerio de Planificación y la firma de la presidenta de la Nación -destaca Bonetto, que desde hace 30 años trabaja en la primera institución-. Todavía no podemos hacer cientos de kilos de uranio enriquecido por láser, esto es lo que se llama prueba de concepto." Según Bonetto, escalar la producción exigiría una decisión del Poder Ejecutivo y del Congreso, que podría producirse si por alguna razón el país dejara de recibir el combustible para sus centrales de potencia (que generan energía eléctrica) o para sus reactores de radioisótopos, donde se elaboran radiofármacos empleados en los estudios de medicina nuclear; por ejemplo, para obtener imágenes funcionales del cerebro, el miocardio, los pulmones, el hígado, el esqueleto, la sangre y los tumores. La Argentina forma parte de un puñado de países en condiciones de producir y exportar estas sustancias radiactivas, un selecto grupo que integran Canadá, Francia, Holanda, Australia y Sudáfrica. Este tipo de avances tecnológicos no sólo permiten pensar en la posibilidad de autoabastecimiento de un insumo decisivo en un escenario de problemas energéticos y restricción de exportaciones por parte de los proveedores habituales, sino también en desarrollos que abren la puerta a exportaciones de alto valor agregado e impacto industrial. Con el logro del enriquecimiento de uranio por láser por parte de científicos argentinos, una tecnología rodeada de gran secreto, se conocen sólo nueve países que dominan todo el "ciclo" del uranio, desde sacarlo de la cantera hasta producir el combustible nuclear final.

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