jueves, 19 de noviembre de 2015

“La soberanía de la comunicación y la información es tan importante como la soberanía energética”

en los tiempos que vivimos, la geopolítica de los signos y los contenidos ha desplazado a la geopolítica de la ocupación territorial extranjera o de los ejércitos locales –militares o financieros- de control. Por eso necesitamos administrar la palabra propia y los puertos (nodos), autopistas (redes) y satélites que transportan el santo y seña de nuestra forma de ser en el mundo. Un yacimiento de petróleo o de gas natural es tan necesario para nuestra independencia como la cadena de signos y señales que nos dicen quienes somos y de dónde venimos. Las torres de transmisión de la TDA, los caños de Argentina Conectada y los satélites de ARSAT son también relevantes en la medida en que transportan la producción nacional y permiten su circulación federal, tal como lo reclama el cumplimiento de la ley más democrática y participada de este tiempo, como es la de servicios de comunicación audiovisual. Así como exploramos bajo la superficie los recursos naturales, así también –en los términos arqueológicos de Foucault en la Arqueología del saber- tenemos que buscar en los territorios y en las historias regionales la riqueza de nuestros bienes en términos de diversidad informativa, cultural, étnica y lingüística. La cadena de significantes que agregan valor a nuestra identidad y nos darán la oportunidad de dialogar con el mundo globalizado desde un lugar propio, nacional y sudamericano. Una palabra nacional situada en tiempo y geografía. Una palabra que requiere decisión política para ser producida y circulada, aguas arriba de los flujos de Netflix, Amazon, Fox, Google y otras formas de consumo subordinado. No se trata de un sitio romántico o de nacionalismo nostálgico; es el duro territorio de los mercados de la comunicación y la información, núcleo duro del sistema económico trasnacional. Vienen por la historia y el diccionario porque esa es hoy la condición para que no tengamos soberanía energética, autonomía política, independencia económica o justicia social. Es tiempo de decisiones políticas y como dice Bourdieu; la palabra es la materia prima esencial con que se hace la política; y en política, cambiar una palabra por otra es cambiar o cambiar su significación histórica supone transformar todo un universo de representación. Si los jóvenes pierden hoy la cadena de significación que le da contenido a palabras como ajuste, devaluación, estado, política, nación, justicia, soberanía, estaremos resignando una condición esencial de nuestra libertad: la soberanía de la comunicación y la información
Fuente:http://infogei.com.ar/cable/15964/la_soberania_de_la_comunicacion_y_la_informacion_es_tan_importante_como_la_soberania_energetica/

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