“Lagomarsino se presentó en enero de 2005, en el momento más álgido de la causa Cromañón. Lo que ocurrió no fue una paranoia. Dijo que era fotógrafo, que quería documentar lo que hacíamos. Lo invité a la reunión con familiares, vino, nadie puso reparos. Hizo que tomaba fotos y se me pegó como una estampilla durante 15 o 20 días. Yo pasaba mínimo 18 horas dedicado a Cromañón y él estaba la mayor parte del tiempo, en los momentos más sustanciales. Me sacaba fotos en el estudio, en las reuniones, hablando por teléfono, escuchaba las conversaciones”.Lagomarsino es el último hombre que vio al fiscal Alberti Nisman con vida. Y es quien le entregó el arma con la que finalmente se habría suicidado. Iglesias contó que Lagormasino estuvo una vez en su casa. “Un día me pidió fotografiar el cuarto de mi hijo, le dije que sí, no me parecía raro en ese marco. Vino una noche, le mostré las cosas de mi hijo, empezó a tomar fotos un rato largo y luego se fue. En ese momento yo estaba con mi ex pareja que es fotógrafa y me dijo `creo que nos ha cameleado´ porque no usó flash. Creo que la cámara estaba vacía y hacía como que tomaba fotos. Después de eso nunca más apareció. Un día me lo encontré en el centro, quise abordarlo, cruzó la calle y se fue”. El rostro de Lagomarsino comenzó a replicarse en medios y redes sociales, tras la muerte del fiscal. “Cuando lo veo después de lo de Nissan me cae la ficha. Mi ex pareja me confirma que se trataba de la misma persona. Lo conté en la fiscalía, donde declaré”, agregó Iglesias. “Ayer lo vi en la conferencia de prensa, no tengo ninguna duda de que es la misma persona. Creo que quería registrar información sobre quienes éramos, quiénes estaban con nosotros, porque en ese momento, Cromañón era fundamentalmente un hecho político”.
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