El influyente secretario general del Gobierno porteño, Marcos Peña, investiga a la Solano Lima. El cuestionado grupo del PRO está integrado en su mayoría por jóvenes militantes sin ninguna tarea dentro de la administración local. La Solano Lima, que había nacido como una expresión renovadora dentro del macrismo, es ahora un grupo minúsculo con el que nadie quiere tener nada que ver dentro del PRO. A sus sucesivos tropiezos públicos, que incluyeron videos violentos y hasta los recordados afiches con funcionarios colgados, le sumaron ahora inquietantes movimientos políticos. "Demasiado autónomos", al decir de un vocero partidario. Entre otras cosas, y supuestamente cansados de la falta de protagonismo, los referentes de La Solano Lima intentaron entablar conversaciones con el ex intendente de Tigre, Sergio Massa, aunque fueron rápidamente eyectados. El paso en falso les valió un dramático descenso en la ya de por sí poca consideración del jefe de Gobierno, Mauricio Macri, quien instruyó a sus laderos para que los tuvieran en órbita y -eventualmente- expulsarlos del espacio.Quienes frecuentan los pasillos de la Legislatura porteña señalan que a pesar de tener contratos vigentes allí, es raro ver trabajando a alguno de los cabecillas del grupo.Ni en comisiones, ni en sesiones, ni en la elaboración de proyectos: no están nunca, según se quejan los propios empleados del PRO. Fuera de micrófono, en La Solano Lima aducen que su tarea es de política partidaria pura. Difunden, según dicen, el mensaje de Macri en estado más crudo. Macri no piensa lo mismo. Por eso, Peña pidió el listado completo de militantes que forman parte de la agrupación, y al que Infonews tuvo acceso en exclusiva, aunque por cuestiones de ética periodística no puede revelar. Como otros ministros, Peña sospecha que los ex jóvenes brillantes -enfrentados con la verdadera juventud macrista- operan en varias direcciones, y son "operados" por viejos dirigentes peronistas que intentan tallar en la interna partidaria. Al parecer, la situación, tensa, no se extendería más allá de los próximos días. "No llegan al 2015", dicen en Bolívar 1. Habrá que creerles.
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